Lluvia roja en tus besos
acarician la soledad de mi tormento;
corazón traicionero no me dejes caer.
El viento sopla por tu vuelo
y velo se despliega por tu pecho,
tus piernas cerradas como por el tiempo
evitan la conjunción en tu vientre.
Palabras sin hablar,
un beso fugitivo en tu andar,
tus labios perdidos en mis costillas
y tu aliento hirviendo
hace que me pierda en túneles abiertos.
Marchita ilusión que despega
la magia escondida entre tus piernas,
como lobo hambriento y sediento
me encuentro con tu espalda en silencio.
lunes, 25 de enero de 2010
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